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Una enfermedad desconocida mata a las ostras del Cantábrico

La plaga, causada por un virus, ha mermado ya la producción en Francia.Son un manjar. Por unidades o docenas, con vino blanco muy frío. Pero resultan tan exclusivas como delicadas. Una enfermedad desconocida está mermando la producción de ostras japonesas en Francia, con pérdidas del 40% hasta el 100% en la mayoría de los cultivos, y empieza a hacer estragos también en el Cantábrico. La japonesa es, junto a la plana, uno de los tipos de ostras más consumidos. Los científicos franceses creen que puede ser un virus de la familia de herpes incubado gracias al aumento de las temperaturas durante este invierno. Los españoles aluden además a un cúmulo de causas difícil de frenar por el momento.

La empresa Ostranor, con seis hectáreas de cultivo en el municipio cántabro de San Vicente de la Barquera, lleva sufriendo desde el verano de 2004 la pérdida vertiginosa de producción por esta enfermedad desconocida. El gerente de esta compañía, Luis Miguel Serrano, dice que es "un problema sin solución". Solían producir unas 80 toneladas anuales. "Este año perderemos más de la mitad y unos 100.000 euros", explica Serrano. "Aguantamos porque hemos invertido mucho, pero no sé si el año que viene repetiremos".

España produjo 5.177 toneladas de ostras en 2007, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. La cifra incluye las ostras japonesas aquejadas por la enfermedad, y las planas, inmunes a lo que ocurre y más habituales en los cultivos de Asturias y Galicia, donde no ha saltado la alarma.

El escenario empeora en Francia, con 114.000 toneladas de producción y pérdidas de hasta del 100% de la mayoría de los cultivos de ostras, según estimaciones del Instituto de Investigaciones Marinas en Francia (Ifremer). En julio iniciaron una investigación que ya tiene resultados "preliminares", según una portavoz de Ifremer. Las temperaturas han aumentado hasta dos grados este invierno al que ha seguido una primavera cálida y lluviosa, y este clima facilita el desarrollo y la supervivencia del virus OsHV-1 que, ayudado por una bacteria (Vibrio splendidus), ha atacado la producción en verano. Es justo el periodo en el que las ostras están más débiles porque "gastan la mayor parte de su energía en reproducirse", explica Alejandro Pérez, biólogo e investigador del Centro Oceanográfico de A Coruña. "Se quedan casi sin defensas y las puede matar cualquier enfermedad", añade. Jesús Romalde, patólogo de la Universidad de Santiago de Compostela, sugiere seleccionar genéticamente las ostras "más resistentes" para que soporten los veranos. Por el momento, es sólo una posibilidad "a medio plazo" que se está investigando.

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