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Las Tablas de Daimiel, 50 años de agonía

En las Tablas no hay un único culpable. El humedal comenzó a morir en 1956, con la ley sobre saneamiento y colonización de los terrenos pantanosos a los márgenes de los ríos Cigüela y Záncara. La norma convertía terrenos incultos de carácter pantanoso o encharcadizo en regadío. Entonces parecía imposible secar La Mancha húmeda, una comarca en la que el agua manaba en el suelo. El acuífero 23 rebosaba.

José Jiménez, director de parques nacionales, del Ministerio de Medio Ambiente, define que hoy la situación es de extrema emergencia. Jiménez vive en Ciudad Real y hace 20 años aún paseaba en las barcas de quilla plana por las Tablas. Conoce el problema: O lo recuperamos en poco tiempo o el deterioro de las turbas será irreversible. Aunque admite que hace falta un trasvase urgente, advierte de que ésa no es la solución definitiva: O vuelven a manar los ojos del Guadiana [se secaron en 1986] o la recuperación será falsa.

La pega es que nadie que haya visitado el lugar apostaría a que vaya a ver agua brotar de los ojos. Incluso junto al parque, los pivots (sistema de riego por aspersión) inundan cebollas o maíz, sobreexplotando el acuífero. Las organizaciones agrarias tienen aquí un enorme poder y las administraciones ven más votos en la agricultura que en las lagunas.

Ahora se riega la viña, que era de secano. Aunque el problema viene de hace muchos años, quien firmó eso estaba firmando contra las Tablas, afirma Luis Moreno: Tenemos que decidir si queremos un humedal o una reserva de caza. Aunque sería de jabalíes y conejos, que es lo que hay ahora, no de patos y aves acuáticas como las que se cazaban hasta principios de los setenta.

Fuente: El País (RAFAEL MÉNDEZ)

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