Las empresas se apuntan al verde
Medidas medioambientales por imagen, compromiso, o por las dos cosas juntas
MARÍA GÓMEZ SILVA - Madrid - 02/08/2007
En el perchero del despacho del director de relaciones laborales de Acciona cuelgan dos chaquetas y dos corbatas. Pero Juan Manuel Cruz no se las ha puesto desde el 25 de junio, y así seguirá hasta el 15 de septiembre, con sus pantalones chinos y su polo Lacoste.
Acciona promueve la vestimenta informal para poder bajar el aire acondicionado y reducir las emisiones de efecto invernadero. Y la recomendación se cumple. Un ejército de descamisados teclea en la sede corporativa a 25 grados, una temperatura controlada religiosamente cada dos horas por el equipo de mantenimiento. Su responsable, Raúl Arias, calcula que sólo en ese edificio se han ahorrado 20.000 kilovatios en este mes largo, el consumo anual de ocho familias. Pero Acciona no es la única compañía que ha lanzado notorias campañas medioambientales en los últimos meses. Lo verde vuelve a estar de moda. Al Gore puso el dedo en la llaga con su documental sobre el cambio climático, y las empresas no quieren quedar como el malo de esta película.
"No es la primera vez que ocurre. Ya vivimos una explosión de lo ecológico alrededor de 1992, con la Cumbre de Río, en la que 172 países se reunieron para discutir sobre sostenibilidad, presionados por la opinión pública. Cuando los problemas del medio ambiente consiguen relevancia social, las empresas se suben al carro. Ahora la gente está preocupada. Se da cuenta de que el cambio climático es real", cuenta Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace.
En Inditex niegan que el plan medioambiental anunciado por su consejero delegado, Pablo Isla, tenga algo que ver con la conveniencia de que su empresa sea percibida como verde. Sus únicos objetivos son reducir un 20% el gasto energético de las tiendas, disminuir otro 20% las emisiones de la actividad logística y que el 50% del consumo energético provenga de renovables.
Entre ellos, dicen, no figura la rentabilidad social que puedan sacar de la campaña. El director de relaciones laborales de Acciona, en cambio, reconoce que medidas como la jubilación veraniega de la corbata tienen algo de golpe de efecto, "cuya trascendencia para el medio ambiente es mínima". Aun así las defiende: "Tienen un punto de sensibilización. Nuestros 40.000 empleados se conciencian, y cuando llegan a sus casas ponen el aire más bajo. Hablamos de reducir la contaminación de 40.000 casas como medida indirecta".
Jordi Rodó, director de Quaderna, consultora especializa en planificación estratégica, coincide con él: "Los pequeños cambios son poderosos. Cualquier iniciativa ayuda a concienciar a la gente y colabora en el ahorro energético. Se pueden hacer cosas mayores, pero esto no será malo. Seguro". El director ejecutivo de Greenpeace no está de acuerdo: "Cuando esa publicidad no refleja una acción, se engaña al consumidor y se impide que los que realmente hacen algo puedan comunicarlo". De Uralde critica especialmente las campañas que promueven una imagen verde cuando no se trabaja de manera sostenible. Las plantaciones de árboles en Costa Rica para compensar la contaminación emitida en Europa, como en el caso de Liberty Seguros, son un ejemplo. "Es un lavado de imagen inaceptable. Los problemas de España hay que resolverlos en España, y los problemas del Amazonas hay que solucionarlos en el Amazonas", argumenta. "Nos va el futuro en ello".
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